Ayer hizo dos años de la presentación de mi primer libro ¿De qué va el amor? Fue uno de los momentos más intensos de mi vida, y eso que tengo la suerte de haber vivido muchos más.
Fue un día de tormentas, cortes de carretera y de líneas de ferrocarril, caídas de árboles, frío y desapacible como pocos en esta parte del Mediterráneo. A lo largo de la mañana, fui recibiendo mensajes preguntándome si se cancelaba el acto, vista la situación meteorológica. A cada mensaje me asaltaba el temor: no va a venir nadie. Para colmo la calefacción de la sala donde se iba a celebrar la presentación no funcionaba y me llamaron para consultarme si nos trasladábamos a otro local.
Decidí no hacer ningún cambio de última hora. Y respiré hondo. Vamos a ser cuatro gatos, me dije, pero le voy a poner las mismas ganas que si la sala estuviese llena a rebosar.
Para mi sorpresa, la sala se fue llenando hasta que no cupo ni una aguja. No podía creerlo.
“Esta es mi gente. Están aquí sosteniéndome en uno de los actos de valor de mi vida, el día en que me expongo en un libro escrito desde las entrañas.”
No puedo describir lo que sentí: el corazón a punto de estallar y como si todas aquellas personas me llevasen en volandas. No pudimos quitarnos los abrigos por la temperatura de la sala, pero dentro de mí estaba ardiendo. Desaparecieron los nervios, la inseguridad, la incertidumbre. Solo sentí amor fluyendo desde cada uno de los asistentes, y mi alma respondiendo a ese estímulo mágico, reconfortante, regenerador.
Aquel día fue tan abrumador que no pude mostrar toda mi gratitud. El año pasado en pandemia tampoco. La gratitud no pasa con el tiempo, así que gracias de nuevo a tod@s l@s que me apoyasteis aquella tarde, gracias también a tod@s l@s lector@s posteriores y a tod@s l@s que os tomáis un tiempo para enviarme comentarios que me siguen animando a escribir.
Marita Osés
22 de enero de 2022
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