17.10.18

Impresiones depués de 30 años de convivencia


   

¿Qué es lo que veo a día de hoy?



· Veo a dos personas dando palos de ciego al principio porque querían formar una pareja cuando todavía no estaban formadas individualmente. Ignoraban su identidad, confundidos como estaban con los personajes que cada uno había inventado.

· Veo a dos personas que creían que amaban al otro y era imposible que lo hicieran porque no se amaban suficientemente a sí mismos.

· Veo cómo nos hemos ayudado mutuamente a parirnos, con mucho dolor, a veces con poco amor entre nosotros, pero siempre con la presencia de un Amor más grande, y, en todo caso, mucho más fuerte que nuestro desamor.

· Veo que los hijos algunas veces unieron, pero otras tantas nos separaron, porque llegaron a una pareja que estaba sin consolidar. Si hubiésemos esperado a estar consolidados, nunca habríamos llegado a tenerlos. Ellos formaban parte de la estrategia de la vida para ayudarnos a construir/descubrir nuestra identidad como personas y nuestra capacidad de amar.

· Veo que cuanto más esponjamos nuestro corazón y lo abrimos a la trascendencia, más abierto está también para la pareja. Y viceversa.

· Veo que cuando él se deja tocar por su Presencia, me toca de manera diferente. Más cálida, más respetuosa, más amorosa, más plena de sentido, más tierna, más profunda.

· Veo que Dios nunca ha dudado de nosotros. Y eso me ha sostenido la infinidad de veces que yo he dudado de mí, de mi pareja y de nuestro matrimonio.

· Veo que mi decisión temprana de no casarme y de no tener hijos provenía del dolor y no del amor. Y que la vida tenía otros planes para mí.

· Veo que 30 años son muchos y no son nada. Que hemos recorrido un largo camino, pero nos queda todavía más por recorrer y me apetece transitar nuevos senderos.

· Veo que el matrimonio es cosa de tres. Y que este tercero “en discordia” ha sido nuestro Dios, decisivo para la estabilidad y armonía de la relación. Cuando no había acuerdo, entrábamos en un terreno que está por encima de los egos en el que ambos cedíamos nuestro poder a alguien del que nos fiábamos. En ese campo, las diferencias se dirimen sin que nadie pierda o gane.

· Veo que he aprendido a suavizar mi manera de expresarme y él ha aprendido a expresar lo que siente, y no solo lo que piensa.

· Veo que él ha aprendido a escucharme sin justificarse y yo a hablar en primera persona sin reprocharle, ni hacerle sentir culpable de lo que siento.

· Veo que ha ido evolucionando mucho mi concepto de esposa, madre, ama de casa y que él lo ha ido comprendiendo y actuando en consecuencia.

· Veo que ha ido evolucionando su concepto de esposo, padre y amo de casa y actuando en consecuencia y que yo he sentido mucha gratitud por ello.

· Veo que he aprendido a respetarme como persona y como mujer y que gracias a ello he modificado mis roles.

· Veo que conocer la vulnerabilidad de tu pareja y amarla sin juzgarla es la clave para que no haya distancia o para que, si surgen distancias, se acorten en poco tiempo.

· Veo que los dos hemos crecido y que aceptamos mejor nuestras limitaciones.

· Veo que el deterioro físico va paralelo a un desarrollo espiritual que ayuda a vivir esa pérdida de manera positiva.

· Veo que la clave para seguir juntos es el respeto profundo por aquello del otro que no entendemos. Y aceptar que hay muchas cosas del otro que son válidas aunque no entren en mi marco de referencia…hasta que el amor hace que entren.

· Veo que los marcos de referencia siempre son mentales. El corazón no los tiene; si abre una puerta, la abre de par en par. Y la mayoría de las veces, todo consiste en abrir esa puerta sin miedo. 


Marita Osés
13 octubre 2018