¿Te has sorprendido alguna vez cuestionando –o incluso bloqueando- un deseo porque una voz dentro de ti te dice “No lo necesitas”? El criterio de necesidad es muy relativo. Todo depende de lo que consideres necesario.
Necesario ¿para qué? ¿Para tu salud física, mental, emocional? ¿Para tu bienestar? ¿Para tu placer? Y depende también del lugar que ocupan la salud, el bienestar o el placer en tu escala de valores. Puede ocurrir también que ese “No lo necesitas” esconda un argumento más sutil: “No lo mereces”.
¿Qué significa eso?
¿No vales lo suficiente como para tener derecho a lo que deseas?
¿Acaso tienes que “ganarte” ese derecho?
¿Te da corte satisfacer este deseo porque en el fondo no te sientes digno de ello?
Me sorprenden las personas que exclaman “¡Qué bien vives!” no con admiración o ganas de celebrar la suerte de quien vive bien, sino con un deje de reproche, como si no fuese correcto hacer todo lo posible por estar a gusto con la vida. ¿Quién sabe tanto de mi vida que puede dictaminar lo que merezco o no y en qué hechos se va a basar para aplicar ese criterio de merecimiento? Si sientes la necesidad de justificarte por ser feliz, por hacer lo posible para que se cumplan tus deseos, pregúntate qué hay de malo en ello.
Me comenta una persona durante un coaching que su padre solía repetirle: “No te mereces ni el pan que comes”, no porque ella fuera especialmente difícil, sino porque él necesitaba sentirse superior a todos los miembros de la familia y con esa afirmación la empequeñecía. No es de extrañar que esta persona tenga un concepto muy pobre de sí misma y se exija muchísimo para sentirse digna.
Cuando en nuestra infancia nos dicen: “Si no haces esto (o “si no eres así”) no te querré", aprendemos que el amor hay que merecerlo y lo convertimos en un trueque, pervirtiendo su contenido: Yo te doy si tú me das. El verdadero amor es gratuito. Amor es alegría por el mero hecho de que el otro existe y es también entrega desinteresada fruto de esa alegría. No hay nada que merecer, nada que ganar. Amo porque quiero amar. Amo porque decido amar. El amor no sabe de méritos o deméritos porque abraza la totalidad de la persona.
Amarte con amor gratuito es no exigir merecer lo que deseas.
Si hay un deseo en el que coincidimos todos es el de amar y ser amados.
¿Sientes que mereces ser amado?
¿O sientes que tienes que hacer muchos méritos para “conseguirlo”?
No hay más mérito que ser la persona que eres. Si no te valoras como tal, o bien dejarás de ser tú para aparentar otra persona más digna de ser amada de lo que tú crees ser, o bien, si alguien te ama, no te lo creerás y acabarás rechazando a esta persona, sin entender por qué lo haces. Cuando nos aman de verdad, no nos exigen que seamos o hagamos nada extra, no nos obligan a hacer méritos para ganar ese amor.
¿Te amas tú de este modo?
Marita Osés
29 Noviembre 2021
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