29.8.23

La pareja que no has elegido

Vivimos en un mundo que padece una epidemia de soledad. La búsqueda de pareja se ha convertido en algo obsesivo, de ahí la cantidad de aplicaciones y herramientas que se ponen a nuestro alcance. Todavía muchas personas sienten que si no tienen pareja, su vida es defectuosa.
A estas alturas, defino la soledad no como la falta de compañía, sino como la incapacidad de estar a solas conmigo misma. A solas y a gusto, añadiría.  Todas las relaciones –no solo de pareja- se forjan a base de un contacto frecuente. O puntual, pero profundo. O  ambas cosas a la vez. Lo mismo ocurre con la relación que tenemos cada uno consigo mismo. Necesitamos contacto frecuente y profundo.
Todas las relaciones que establecemos a lo largo de nuestras vidas dependen de una relación fundamental: la que tiene cada persona consigo misma.
Esta determina cómo te miras o te evitas, cómo te hablas, qué te dices, cómo confías o desconfías de ti, cómo te juzgas, te condenas y te castigas o por el contrario cómo te observas sin juicio, te comprendes y te aceptas. Cómo te tienes en cuenta o cómo te ignoras, cómo te atiendes o cómo te descuidas. ¿Tienes tiempo para ti o nunca te llega el turno?
El patrón de relación contigo condiciona cómo te relacionas con los que te rodean.
El ser humano depende de la mirada del otro para verse. Durante nuestra infancia, es muy importante cómo nos ven los adultos y lo que dicen de nosotr@s. Luego, nuestros herman@s, amig@s, parejas, compañer@s de trabajo o de ocio. Cuando los adultos de tu infancia (padres, profesores, cuidadores) te devuelven una buena imagen de ti, te sientes más segur@, y tienes muchas más probabilidades de tener una buena autoestima. Pero también hay que aprender a mirarse con los propios ojos propios, a mirar hacia dentro.
La práctica del mindfulness y de la meditación ayuda a establecer una relación contigo, o a modificarla.
¿Te imaginas lo que sería que desde pequeñ@ te enseñasen a descubrir dentro de ti alguien con quien siempre puedes contar, que jamás se aparta de tu lado? Alguien que está lleno de luz, en forma de intuición, sabiduría y bondad.
Seríamos personas mucho más libres y más seguras, porque encontraríamos dentro de nosotros nuestra identidad, en lugar de estar pendientes de lo que piensan los demás para saber quiénes somos.
¿Te imaginas empezar a conocer desde la infancia las diferentes voces que tienes en tu mente e ir aprendiendo a discernir quien ERES y quien NO ERES?
Muchas personas piensan que meditar es poner la mente en blanco, algo prácticamente imposible. Es cierto que la mente que no puede dejar de pensar, gracias al mindfulness se serena (unas veces más, otras menos; unas veces casi de inmediato, otras después de mucho perseverar). Pero lo que sí ocurre es que te vas alejando del ruido interno que genera el parloteo de la mente y en ese silencio te encuentras contigo. Mejor dicho, con partes de ti que desconocías. Una parte de luz y una de sombra. Ese descubrimiento a veces desconcierta, porque todos nos hemos hecho una idea de lo que somos a partir de lo que nos han dicho. 


En las sesiones de coaching me encuentro con personas extraordinarias que no son capaces de ver su propia luz. Y creo que es porque aunque la manifestemos no la registramos, la pasamos por alto o la damos por sentada.


Nos preocupa más registrar nuestras reacciones negativas, errores, defectos para luchar contra ellos, disimularlos o en todo caso, para no perder nuestro lugar en el grupo. Mi parte luminosa, mi núcleo sano,  aquello que traje el día de mi nacimiento y que he ignorado porque nadie me enseñó a conectar con ello, sigue ahí inexplorado.  La espiritualidad no es más que  eso: ir hacia adentro y descubrir que la luz está en nosotros. Tal vez tuviste un atisbo en un momento de profunda conexión con la naturaleza, con el arte, con la música o al enamorarte de una persona y querer darle lo mejor de ti. Pero posiblemente no registraras esa parte de ti como algo que YA ERES, sino como algo que te estaba sucediendo.

La espiritualidad tiene que ver con esa parte sagrada, luminosa, buena que forma parte de nuestra esencia, de lo que TODOS somos.

Si no sabemos que existe ¿cómo vamos a cuidarla? Si olvidamos esa parte, solemos exigir a nuestra pareja que compense ese vacío que sentimos. Por el contrario, si cuidamos esa parte, no enfocamos nuestra relación con los demás desde el vacío, sino desde la plenitud que sientes cuando tomas consciencia de que hay un ser dentro de ti con el que puedes contar siempre.


Tú eres la única persona que va a estar contigo todos los segundos de tu vida, desde tu primera bocanada de oxígeno cuando sales del seno materno hasta tu último aliento antes de morir.

Tú vas a ser tu pareja lo quieras o no. Tú eres la pareja que no has elegido.

La pareja que no elegimos nos acompaña desde siempre y para siempre. Y sin embargo, con frecuencia vivimos ignorándola, de espaldas a ella, ajen@s a este ser que habita en nuestro interior. Si no aprendemos su lenguaje, lo interpretaremos mal. Necesita de un cariño, un acompañamiento, una aceptación, una validación que solo nosotros podemos darle. Como muchas veces no la escuchamos, buscamos en parejas externas todas estas cosas y cuando no nos las dan, concluimos: “Me he equivocado de persona”. En consecuencia, continuamos esa búsqueda. En cierto modo, sí que nos hemos equivocado de persona, porque la persona que estás buscando eres tú, y cada vez que te sustituyes por otro, te “equivocas”.  No estoy negando la relación de pareja, sino que reivindico una relación de pareja con tu ser interno que es insustituible y a la vez, completamente compatible con una relación sentimental con otra persona. No solo compatible, sino saludable e imprescindible para que cada uno ocupe su lugar en la relación sentimental.

Me pregunto: cuando la búsqueda de pareja se vuelve algo obsesivo ¿no será señal de que tenemos desatendida nuestra pareja interior? Aquella persona que camina a tu lado,  te conoce mejor que nadie, y está ahí para darte fuerzas cuando flaqueas, consuelo cuando estás triste y confianza cuando lo necesitas. Si desatendemos la relación con esa parte interna, buscamos  la fuerza, el  consuelo, la confianza en otros, sin pasar antes por nosotr@s mism@s.



¿No estaremos remplazando la pareja que no elegimos, con la pareja que deseamos?

¿A qué estas esperando para elegirte?


Marita Osés

6 Agosto 2023

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