26.1.23

Enciende tu cerilla

En el último podcast 🎧 hablamos de los elementos necesarios para encender un fuego en la chimenea y lo comparábamos con nuestro 💥fuegointerno. Cuando lo escuché caí en la cuenta de que no había propuesto ningún paralelismo para la cerilla.

La cerilla o su equivalente es indispensable. Sin un fuego previo puedo no encender el mío. Puedo tener una leña de gran calidad, una chimenea estupenda, mucha práctica, pero si no tengo una llama o unas brasas que ya arden, no podré hacer nada con todo ello. Para encenderlo, antes tengo que tener otro fuego, aunque sea minúsculo como la llama de una cerilla.

¿Cuál es mi cerilla?

✴️Lo primero que posibilita encender mi fuego es sentirme querida: El amor. No me refiero a tener pareja, sino a cualquier persona que me quiera como soy empezando por mí. Cuando me valido, me siento contenta de ser quien soy y me acepto en mi totalidad, salta en mi interior una chispa poderosa que me hace sentir capaz y valiente. Paso de criticarme a observar con curiosidad y sin juicio qué hay detrás de aquello de mí que no me gusta. Si le doy un sitio, si le permito que conviva con otros aspectos míos sin rechazarlo, lo integro de forma natural y se va disolviendo. De lo contrario, la misma energía que lo repele,  lo hace más fuerte porque ese aspecto se pone a la defensiva, con lo que  alimento sin darme cuenta aquello que querría eliminar.

Solo cuando acepto mi realidad puedo hacer fuego con ella.

✴️Lo segundo es la fe: para ponerme manos a la obra necesito creer que lo que sea que me proponga va a funcionar. Tengo que saber que la cerilla, cuando la acerque a los troncos dispuestos de una manera, va contagiarles su calor y se va a perpetuar en ellos. Pero no solo preciso saberlo, necesito creerlo, para que, si no prende a la primera, lo vuelva a intentar. La cerilla es la confianza en mí misma y en la vida. Yo formo parte de la vida. Si no tengo fe en que algo va a suceder o puede suceder, ni lo intento. Para mantener vivo mi fuego interior o volverlo a encender si se apaga, tengo que recordarme a mí misma que creo en la bondad del universo y en la del ser humano, a veces contra toda evidencia. Eso me permite interpretar cualquier suceso, por doloroso o desconcertante que sea, a mi favor y dejar de pelearme con la realidad y conmigo misma. Mi fe me ayuda a comprender que todo lo que ocurre puede ayudarme a ser más persona, a conocer más profundamente lo que es amar, a estar más presente, más entera, pero solo si lo deseo. La cerilla por sí sola no enciende nada. La tengo que activar yo. La cerilla podría ser también mi deseo o mi necesidad

¿Para  qué encendemos el fuego?

Para calentarnos, para contemplarlo, para disfrutarlo, para hacer la casa más acogedora. ¿Para qué enciendo mi fuego interno? Porque necesito sentido, fuerza, motivación. Porque deseo más vibración, más color, mas VIDA. Percibir ese anhelo de más me pone en marcha hacia personas, actividades, lugares. Es un impulso que me encamina  a hacer cosas que no se me habrían ocurrido si no hubiese tomado conciencia de ese anhelo. Y cuando hago esas cosas,  me calientan el corazón. Tuve una clienta que en una época durísima de su vida en la que todo le había fallado (incluida  la salud, de forma muy grave). Sintió un vacío muy grande y el deseo urgente de volver a conectar consigo misma para retomar fuerzas. Empezó a tocar la batería y practicando redescubrió una parte suya salvaje, indómita, optimista e irreductible. Todo ello la llevó a reinventarse como persona y como profesional. Aquella situación de crisis y el deseo de cambio que suscitó fueron su cerilla. 

¿Con qué has encendido tu fuego interno a lo largo de tu vida? ¿Cuáles han sido tus cerillas o las brasas a las que te has acercado para que prendiese tu fuego? ¿Cuál es tu cerilla hoy? Si lo tienes claro, ve a por ella. Si no, escúchate y averigua. No tienes por qué pasar frío, ni vivir en la penumbra.

Tienes derecho a deleitarte, calentarte,  y relajarte con tus propias llamas. No tienes por qué depender de una hoguera ajena para estar caliente.

Cuando tu corazón se abre y dice un sí honesto y pleno a algo o alguien: un proyecto, una relación, una causa, ese sí es lo que te da vida. La apertura de tu corazón hace que entre el oxígeno necesario para inflamar el fuego. Y el primer sí es a ti. La única persona que puede garantizarte el amor que deseas eres tú.

El amor a un@ mism@, es imprescindible para encender el fuego y mantenerlo.

No desperdicies esa cerilla, porque está en tu mano desde siempre.

Marita Osés

19 Enero 2023


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