Te parece que ha sido “por su culpa” que has renunciado a tu esencia. Sin embargo, seas consciente o no de ello, fuiste tú quien decidió ir haciendo concesiones hasta que olvidaste quién eras, porque valoraste más mantener la relación que ser fiel a ti. Casi todos lo hicimos de niños, para que mamá o papá no se enfadaran, así que todos llevamos dentro ese patrón de conducta y lo repetimos sin darnos cuenta… hasta que la vida nos avisa de que estamos renunciando a nosotros mismos sin que sea necesario.
El primer síntoma es el deterioro de la relación y por eso pensamos que tiene que ver con ella. En un análisis más profundo de lo que está ocurriendo la persona puede sentir que está harta de sentirse a disgusto, tensa, insatisfecha, incluso herida, sin que la otra persona esté causándole dolor intencionadamente. Si mira adentro, le duele el alma, porque hace tiempo que no la escucha, aunque en infinidad de ocasiones, la sensación que tiene es que es la otra persona quien no le escucha.
¿Cómo hacer para reivindicar nuestra esencia cuando nos damos cuenta que la hemos descuidado, enterrado, olvidado?
Lo primero, contrarrestar la inercia de vivir ignorándote. Empezar a escuchar tus deseos y necesidades y atenderlos. Validarlos significa que te crees con derecho a ser como eres.
Lo que ocurra con la relación cuando tú entres en este proceso de recordar quién eres y te des el derecho a manifestarte como tal dependerá de lo que decidáis ambos. Lo primero es explicar a la otra persona lo que te está ocurriendo y darle elementos para que te comprenda. Si es incompatible tu evolución personal con la relación, probablemente decidas alejarte. Una ruptura consciente no tiene por qué ser un fracaso si os agradecéis mutuamente lo que os habéis dado el uno al otro y transformáis el dolor en aprendizajes que os serán útiles más adelante. Si la otra persona respeta tu proceso y las consecuencias que tendrá en vuestra relación, tenéis por delante un camino de crecimiento enorme. Es importante no invalidar el pasado por haber llegado a este punto de no retorno.
Seguramente tuvo sentido mientras estuvo planteado de esa manera, y fue ese planteamiento el que te permitió darte cuenta de lo que te sucedía. Ambos necesitareis introducir algunos cambios si deseáis mantener viva la relación, y eso puede no ser fácil, pero si os dais la oportunidad de hacerlo, os daréis cuenta de que el horizonte de la misma era mucho más amplio de lo que jamás habíais pensado.
Marita Oses, 13 Octubre 2021
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