La semana pasada, a raíz de la pregunta “¿Qué podrías soltar ahora para ir más ligero?” varias personas cayeron en la cuenta de que lo que necesitaban soltar no lo habían metido deliberadamente en su mochila.
A menudo, cargamos con cosas sin darnos cuenta, por pura inconsciencia, por no estar atentos. A veces, tomamos decisiones sin tener en cuenta su impacto en nuestra vida y cargamos con las consecuencias. En otras ocasiones, la carga indeseada aparece precisamente por no atrevernos a elegir. Si no decides, la vida, en su dinámica imparable, decide por ti.
Cuando sientes malestar, esa sensación puede estar diciéndote que no estás donde querrías o que no estás siendo la persona que verdaderamente eres.
Tenemos un piloto automático alimentado por creencias y normas sociales que nos lleva sin darnos cuenta a un destino que no hemos elegido.
En estas circunstancias, la vida suele avisarnos de mil maneras, con imprevistos, malestares y adversidades.
Cuando el día a día te pesa o te desconcierta, quizás te avisa de que te adentraste en un camino por despiste, inconsciencia o ignorancia. ¿Hay que desesperar por eso? En absoluto; es la señal para empezar a poner conciencia. Puedes empezar a practicar la atención en cualquier momento. Estar atento no es lo mismo que pensar, sino todo lo contrario. Cuando piensas construyes un mundo imaginario que no suele coincidir con la realidad, por lo que acabas peleándote con ella. Cuando pones atención cuentas únicamente con la realidad que tienes frente a ti, la aceptas y la exprimes, pones conciencia en ella no desde la mente, sino desde el alma.
A veces, estamos donde estamos porque sin darnos cuenta hemos soltado las riendas (o no las hemos tomado nunca) y hemos renunciado a ser protagonistas de nuestras vidas. Simplemente nos hemos dejado llevar, ignorando en manos de qué o de quién habíamos puesto nuestra existencia. Bien, no es el fin del mundo. Ahora podemos parar y decidir qué hacer con eso. Ahora puedes elegir donde querrías estar y dar los pasos que te llevarían hasta allí.
¿Cuál es el paso más pequeño que podrías dar HOY para que dentro de un tiempo (el plazo lo decides tú) puedas contestar afirmativamente a la pregunta
“¿Has elegido estar donde estás ahora?”
Recuerda que en la trayectoria de una línea, basta una desviación de una milésima de milímetro para que el trayecto acabe en un lugar muy alejado del destino inicial.
¡Buen camino!
Marita Osés, 29 septiembre 2021
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