Es bien conocida la enorme repercusión que tiene en el ser humano el vínculo que establece con su madre en la primera etapa de su vida.
Según cómo nos haya mirado, lo que nos haya dicho, si ha confiado o no en nosotros, si nos hemos sentido importantes para ella o invisibles a su lado, vamos a adoptar una actitud frente a la vida y a relacionarnos con las personas de una manera u otra.
Porque llega un momento en que podemos darnos aquello que mamá no supo o no pudo darnos.
Hay que ver en primer lugar, qué es lo que fue. ¿Me faltó atención, confianza, diversión, calma, ligereza, cariño, comprensión, reconocimiento, caricias, flexibilidad, tiempo...? Madurar es hacerse de madre a uno mismo, amarte tú como necesitas ser amado, o como habrías querido que tu madre lo hiciese. Si tu madre ya te dio el trato que necesitaste, es probable que lo hayas interiorizado y te tratarás con ese amor. Si no fue así, entonces sabrás cuáles han sido tus carencias en relación a ella y podrás subsanarlas.
Cuando te amas como necesitas, el niño o la niña que sigue vivo dentro de ti se fortalece y tú recuperas tu seguridad, tu confianza, tus ganas de vivir.
Hoy brindo por la madre que todos llevamos dentro, ese ser sabio que conoce lo que quiero, lo que necesito, lo que me gusta, lo que me conviene.
¿Lo sabías? En inglés, el sustantivo mother significa madre, pero es también un verbo que quiere decir:
“tratar a alguien con inmenso cuidado y afecto, como si fuera un bebé.”
Brindo para que las personas descubran la madre que llevan dentro y se den ese trato exquisito que merecen.
A todas las que queréis ser madres, a las que ya lo sois
¡practicad primero con vosotras!
Os deseo un feliz día 🌼
Marita Osés, 2 de mayo 2021
No hay comentarios :
Publicar un comentario