20.1.14

¿Cómo nutro mi ser?

Me pregunto:
¿(Te) Doy lo que tengo?


¿(Te) Entrego lo que soy?

Ser es entregarse.

Somos entregándonos.

Soy entregándome.

Puedo entregarme cuando me poseo.

Me poseo solo si he tomado posesión de mí.

Tomar posesión de mí es entrar y reconocer que esta “casa” es mía, es mi hogar, mi nave, mi templo, y, acto seguido, asumir la responsabilidad.

Soy responsable de lo que hago con lo que ocurre, no de lo que ocurre.

Cada día de la vida es una bandeja de posibilidades, oportunidades, retos. Yo elijo, y mi actitud puede convertirlas al instante en limitaciones, problemas, obstáculos. 

Todo depende de mi mirada.

Todo depende de mi ser.

Nutro mi ser cuando reconozco que es único, original y que su presencia en este mundo tiene un sentido, aunque a veces el sentido se me escape.

Nutro mi ser cuando le doy el silencio, el reposo, la calma y la alimentación que necesita para regenerarse y reconectarse.

Nutro mi ser cuando sonrío y le envío confianza en la vida, cuando me río a carcajadas y experimento alegría de vivir, incluso en momentos aparentemente triviales o radicalmente tristes.

Nutro mi ser cuando me dejo amar por lo que soy, independientemente de mis logros o mis fracasos.

Nutro mi ser cuando me amo a mí misma y reconozco todo lo que se he me ha dado para ser, a su vez, entregado.

Nutro mi ser cuando me entrego y experimento el gozo de dar sin perder, de multiplicar lo que soy y tengo por el mero hecho de compartirlo. El gozo de ensancharme por dentro sin esfuerzo y llenarme de una ligereza que me lanza a transitar por la vida con una libertad recién estrenada.

Nutro mi ser cuando constato que el fin no está en mí sino en los otros, pero pasa, gozosamente, por mí. Y permito agradecida que la vida pase a través del ser y escriba mi historia con mi complicidad.

Nutro mi ser cuando observo, cuando dejo que las cosas pasen y confío, cuando limito al mínimo mi intervención, pero en esa intervención pongo mi máxima presencia.

Nutro mi ser cuando en la intimidad de la mañana o de la noche, lo dejo abrazar por un amor más grande y me doy cuenta de que ese mismo amor me constituye, me define, me posibilita ir más allá de lo que pensaba o sentía y me lanza a un destino que aparentemente no he elegido, pero que me corresponde desde el principio de los tiempos.

Nutro mi ser cuando abrazo mi vulnerabilidad sin miedo ni vergüenza y constato que en esa aceptación de mi totalidad reside mi fuerza y mi sentido.

Entonces, y solo entonces (te) doy lo que tengo, (te) entrego lo que soy.

1 comentario :

  1. Buf Marita!! Déu n'hi do de la proposta que fas!!!! Cada paraula,tota una gran tasca. Gràcies per esperonar les vides dels qui t'envolten! Una abraçada!

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