25.7.25

Prioridad clara, decisión fácil

Algunas personas acuden al coaching queriendo entender por qué les cuesta tanto tomar decisiones. Buscan herramientas para no dar tantas vueltas a las cosas o a las situaciones y para atreverse a tomar un camino determinado, sin perder tanto tiempo evaluando las consecuencias.


Uno de los obstáculos con los que se encuentran es que analizan en exceso la situación, la miran desde todas las perspectivas posibles y valoran tantos escenarios que se quedan sin energías ni claridad para decidir. Deberían recordar que análisis rima con parálisis. El  análisis se hace desde la cabeza y la energía para dar pasos en la vida viene de otro lugar, como veremos después, viene de desear profundamente algo. Cuando damos vueltas y más vueltas con los pros y los contras, y las implicaciones de tomar una decisión u otra acabamos mareados y entramos en bucle.

Si la persona es además perfeccionista, querrá tomar la mejor decisión, y eso le hará descartar alguna alternativa perfectamente válida que le ayudaría a salir del atolladero, aunque tal vez no fuera la solución óptima. Al final, no hay decisiones perfectas, sino decisiones que nos ayudan a avanzar, que es lo que importa.
Todo resulta mucho más fácil cuando hay una prioridad clara.
Cuando estás embarazada, o superando una enfermedad grave, o cuando quieres aprobar una oposición o una carrera de la que depende tu sustento, cuando necesitas superar un obstáculo con el que no contabas para llevar a cabo tu sueño, es mucho más fácil tomar decisiones. De hecho, no hay que tomarlas en sentido literal, sino que las acciones surgen de manera natural en coherencia con esa prioridad que hay ahora en tu vida. Por eso es importante formular las prioridades.  Cuando hay una prioridad, todo lo demás está sujeto a ella, no hay duda. No hay vacaciones que valgan, ni costumbres arraigadas que no puedan modificarse, ni plazos que no puedan moverse porque existe un motivo claro, una razón de peso que actúa como brújula de todo lo demás. Un reto deportivo, por ejemplo, hace que tus horas de descanso y de entrenamiento sean sagradas, tu alimentación muy cuidada, tu vida social más reducida. 
Muchas cosas que antes te parecían importantes o incluso imprescindibles, se caen. En otras circunstancias, ni te plantearías renunciar a ellas o te costaría muchísimo hacerlo, pero cuando has decidido que aquello es tu prioridad, cualquier argumento  se disuelve hasta desaparecer. Y es porque ha aparecido algo que da sentido a todo y por lo tanto, no tienes que tomar la decisión de renunciar por ejemplo a algo que antes formaba parte de tu cotidianidad, sino que  hay una acción que se desprende de manera natural de una decisión anterior, que es tu prioridad. 

Por eso, sería bueno preguntarnos: En este momento de mi vida, ¿cuál es mi prioridad? ¿Hay en mi realidad actual algo lo suficientemente importante como para vertebrar mi día a día sin tener que tomar decisiones a cada paso pues solo se trataría de ser coherente con esa primera decisión?
Igual ya la sabes pero no te la has tomado en serio, no eres plenamente consciente de ella y por eso no actúas de acuerdo con ella. 
 
¿Qué te importa de verdad ahora mismo? ¿Tu salud, tu relación con tal persona, tu físico, tu carrera, tu familia? 
Tomar conciencia de lo que te importa ayuda a que tus acciones estén alineadas con tus decisiones.
Te ahorra además muchas quejas, porque te da claridad respecto de lo que quieres de verdad. A veces nos lamentamos por tener que hacer cosas que no nos apetecen, sin darnos cuenta o sin querer reconocer que eso es necesario para conseguir lo que queremos. La queja no sirve para nada más que para instalarnos en la pasividad. Las prioridades son lo que quiero de verdad y es el deseo profundo el que nos impulsa a la acción, no la mente que te dice lo que debes hacer. Lo que quieres hacer no es lo mismo que lo que te apetece. Si lo que quieres es ganar esta competición o quedar en buen puesto en la maratón de mañana, está claro lo que harás o no simplemente siendo coherente con ese deseo.  Si lo que quieres es tener un bebe sano ya sabes qué cosas pueden perjudicarte y has de evitar.  Las quieres evitar. Si lo que quieres es una relación armoniosa con tu pareja, y para ello necesitas poner una situación dolorosa sobre la mesa, eso es lo que quieres, por poco que te apetezca.

Por eso, cuando no estés segura de qué decisión tomar, mira primero qué prioridades hay en tu vida en este momento y comprueba si lo que sea que decidas está respetando o no esa prioridad. Si eres coherente con tus prioridades, verás que las decisiones se desprenden de manera natural de ellas.

Marita Osés
Julio 2025


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