De ilusiones
también se malvive, Xavier Guix, Ediciones B, 2014
Xavier Guix siempre
juega con las palabras para extraer de ellas el máximo contenido. Así lo hace
una vez más en el título de esta nueva obra, que nos remite al dicho popular
“De ilusión también se vive”, y nos hace plantearnos de entrada: ¿Vivo o
malvivo? ¿Tengo ilusión o alimento meras ilusiones?
La ilusión,
en singular, resulta imprescindible, porque es un cóctel de confianza y alegría
que nos anima a zambullirnos en la vida aunque no tengamos todas las certezas.
Las ilusiones, en plural, a las que se refiere Xavier Guix son las fantasías
que nos creamos, ya sea por incapacidad de soportar la incertidumbre intrínseca
de la existencia, ya sea para esquivar quienes somos verdaderamente y lo que ésta
nos ofrece. Bien dice él de entrada que el primer estado ilusorio de la mente
es el que nos hace creer que tenemos el poder de mandar
sobre la realidad. Y en el ejercicio de este poder ilusorio, ¿qué
hacemos? Inventarnos mundos y tomar posesión de ellos hasta que un malestar o
un conflicto o un serio revés nos indican que no estamos en el lugar que
creíamos. Con bisturí certero y a la vez compasivo, Xavier disecciona las
creaciones mentales que nos alejan de nuestro ser verdadero, de nuestro
cometido y de nuestro presente. Y a continuación, explica las repercusiones que
esta huida de la realidad tiene en nuestras vidas y que constituyen un
porcentaje muy alto de las consultas a los terapeutas. Avalado por su
experiencia como psicólogo y por su trayectoria vital, desgrana estas
ilusiones, las desenmascara y nos deja vulnerables y desnudos, sí, pero también-
y eso es lo más importante- listos para ir en busca de nuestro ser verdadero.
Como persona
que lleva años buscando su verdad y como coach,
me ha parecido un texto honesto, profundo, certero y práctico, lleno de
preguntas que no sólo nos invitan a reflexionar, sino que nos encaminan a la acción:
¿Quién sería yo si no tuviese esa
creencia? ¿Qué está compensando esto en mi vida? Abundan también las constataciones fruto
de la experiencia personal y profesional del autor que seguramente formulan vivencias difíciles de reconocer: acaba siendo descorazonador considerar que aquella o aquel con quien
nos hemos identificado tanto es un vacío, una pura interpretación de la
realidad, no una realidad, pero podemos aprender de ello y transformarlo.
Merece la pena destacar su visión sobre las emociones
y en concreto, la necesidad de discernir si pertenecen
a este instante o al pasado. Porque las viejas memorias interfieren en
nuestras relaciones actuales y pueden llegar a confundirnos mucho si no sabemos
detectar su origen y su lugar y no las devolvemos a donde pertenecen. En este
sentido, ahí va una perla cuya sutileza daría para otro libro entero: La ‘reescritura de la memoria’ cumple la
importante función de permitir el cambio, mientras se mantiene la creencia de
que el cambio no se produce.
Con espíritu
pedagógico, el autor expone el funcionamiento de la mente, de la conciencia y del
inconsciente (al que denomina “el director general”), de
manera que a medida que avanzamos en la lectura, vamos reconociendo nuestro
propio modo de funcionar y ganando en confianza a fin manejarnos con mayor autonomía.
Para más de
una persona dispuesta a transformar su vida resultará alentadora la afirmación
de que no es estrictamente necesario rebuscar en el pasado para lograr cambios
eficaces, ni siquiera -se aventura a decir- hay que tener conciencia de lo que
nos ocurre. Basta con que estemos dispuestos a hacer
las cosas de otra manera, a tomar decisiones diferentes. Y luego,
constancia y coraje para establecerse en la nueva conciencia.
Leí hace
poco a Jorge Bucay: “Decidir
saltar no es saltar. Encontrar la salida no es salir. Planear no es hacer. Para
modificar una realidad, tiene que aparecer nuestra acción.” Este es la propuesta
final de Xavier Guix: pon manos a la obra.
Después de
leer este libro, uno se siente más preparado.
Marita Osés
28 Enero
2015
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